Dicho esto, entró a grandes pasos por la puerta de la universidad, dejando a Mateo con una sonrisa amarga: —Tampoco pretendía nada malo... ¿Realmente soy tan despreciable a tus ojos?
Lucía fue primero a clase y después se reunió con Talia y Carlos para ir al laboratorio. Les quedaban cinco días en los que aún podían usar el laboratorio, y necesitaban obtener los datos de la primera fase de experimentos antes del plazo final. Sin embargo, cuando los tres llegaron al laboratorio, encontraron la puerta completamente abierta y varios empleados de limpieza sacando cosas.
Talia: —¡¿Qué están haciendo?! ¡¿Quién les dio permiso para entrar?! ¡¿Adónde llevan nuestras cosas?!
Habían puesto mucho esfuerzo en acondicionar este laboratorio: compraron las cosas juntos, lo limpiaron juntos, y sin exagerar, lo habían convertido en su segundo hogar. ¿Cómo no enfurecerse cuando unos extraños entran de repente y empiezan a llevarse las cosas sin decir palabra? Al menos Talia estaba furiosa.
—¡Cuidado! ¡D