Capítulo 480
¡Qué vergüenza! Finalmente, Daniel la ayudó a atravesar la multitud hasta el borde exterior, donde por fin nadie la empujaba.

—Uff... —Lucía suspiró aliviada, pero al levantar la vista, se encontró inesperadamente con la mirada divertida del hombre.

—Lo siento, profesor... yo...

Daniel señaló su mejilla: —Se te ha pegado el pelo.

—¿Eh?

Lucía levantó la mano instintivamente, pero no encontró el mechón. Daniel terminó ayudándola y, aunque fue muy cuidadoso, sus dedos inevitablemente rozaron la suave y cálida piel de la joven.

Intentó mantener la compostura: —Ya está.

Lucía, avergonzada, se colocó el mechón detrás de la oreja. Todo por culpa de los empujones que le habían despeinado el cabello. Y con el sudor, algunos mechones se le habían pegado a la cara.

Qué vergüenza.

Recordando el momento en que había caído en sus brazos, sus mejillas ardieron y su respiración se aceleró.

No podía quedarse...

—¡Profesor! ¿Tiene sed? ¡Vo-voy a comprar agua abajo!

Y salió corriendo. Daniel intentó deci
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