Capítulo 327
—¡No, no, no! ¿Cómo vamos a dejar que un invitado entre a la cocina? —bromeó Lucía entre risas.

—El invitado dice que le encantaría ayudar.

Con varias personas ayudando, la preparación de los ingredientes avanzó mucho más rápido.

Cuando todo estuvo listo, Lucía sacó el pescado del jugo de limón, lo colocó en un plato, lo secó con papel de cocina y le untó una capa de aceite para mantener su frescura.

Daniel, sin nada más que hacer, se quedó parado observando —¿Necesitas ayuda con algo?

—¿Podrías alcanzarme la vaporera de arriba?

—Claro.

Por su altura, él podía alcanzarla fácilmente, pero el problema era que estaba justo encima de la cabeza de Lucía.

Es decir, para tomarla, Daniel tendría que pararse detrás de ella.

Al estirar el brazo, quedó como si la estuviera envolviendo en sus brazos.

Por suerte, todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, y a pesar de la cercanía, no resultó incómodo.

—Dámela —Lucía extendió su mano.

Daniel se la pasó.

En ese momento, sus dedos se rozaron accidenta
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