El alboroto afuera atrajo rápidamente la atención de las señoras que estaban reunidas en la sala privada.
Mercedes se encontraba con el pelo alborotado mientras una mujer la agarraba y la insultaba a gritos. ¡Vaya escándalo! ¡Menudo drama!
Las señoras intercambiaron miradas rápidas entre ellas.
Celia, al ver que tenía público, se animó aún más:
—¡Vengan todos a ver a esta mujer! ¡Su hijo jugó con los sentimientos de mi hija, la dejó embarazada y ahora se niega a hacerse responsable!
—¡Mi hija era una jovencita pura e inocente y su vida está arruinada! ¿Y usted se atreve a esconderse de mí? ¿Cree que porque no mostramos los dientes no tenemos quien nos defienda?
Mientras hablaba, se arremangaba la blusa.
—¡Que alguien grabe esto con el celular y lo suba a internet! ¡Que todo el mundo vea qué clase de podridos son los Ríos, qué clase de basura eres tú, Mercedes, y el inútil de tu hijo, un cobarde que no asume sus responsabilidades!
Fidel impedía que el personal del hotel interviniera mie