Diego iba a levantarse para buscar un lugar tranquilo para contestar.
Sin embargo, tanto Mateo como Manuel le sujetaron los hombros al mismo tiempo.
El primero indicó silencio a su alrededor, el segundo inmediatamente apagó la música.
Movimientos demasiado rápidos.
Coordinación demasiado perfecta.
Diego tragó saliva, sintiendo una enorme presión.
Al otro lado, Lucía había dudado mucho antes de decidirse a hacer esta llamada.
El contrato de Carolina estaba por vencer, y si no renovaba con Amanda, necesitarían buscar un nuevo editor.
Y este editor debía ser confiable, preferiblemente con experiencia en publicación de libros de suspenso y thriller.
Por supuesto, sería aún mejor si tuviera recursos para promoción.
Después de pensarlo mucho, parecía que Diego era el único contacto que tenía en la industria de medios y publicación.
La duda de Lucía no era sobre si pedirle ayuda a Diego, pues sabía que si él tenía esos recursos, definitivamente se los presentaría generosamente.
Aunque ahora e