Capítulo 157
—Con el huerto, las gallinas y los peces, ¡tendremos suficiente comida para toda la familia!

—Vaya, ¿están de mudanza? —Alba se paró en la entrada del jardín, cruzada de brazos, con una sonrisa burlona.

Sergio, ocupado cavando la tierra, ni se molestó en responderle.

Carolina, que estaba dentro de la casa, al oír su voz retiró inmediatamente el pie que ya había puesto fuera.

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Alba hizo una mueca —¿De qué presumen? Si los estoy echando...

—¡Alba! ¿Vas al mercado?

Alba se encontró con una vieja amiga cuando regresaba del mercado.

—Sí, compré unos huevos. ¡A esta hora cuestan la mitad que en la mañana! —presumió Alba arqueando las cejas.

Sin presumir, nadie en todo el complejo residencial era mejor administradora que ella.

—La próxima vez iré a esa hora también. Oye, ¿te enteraste? Tu vecino Sergio se va a mudar.

Alba asintió: —Sí, quién sabe a qué barrio se irán a rentar. ¿Encontrarán algo tan conveniente como aquí?

¡Bah! Ya están mayores y siguen c
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