Durante ese período, Carolina estuvo al borde de la depresión. Afortunadamente, el apoyo de su esposo e hija la ayudó a superar esa oscura etapa. Desde entonces, dejó de usar internet e incluso cambió su teléfono por uno básico para personas mayores.
En una década, solo había publicado esa novela juvenil. Aparte de eso, Carolina no había producido nada nuevo.
— Bueno, dejemos ese tema — dijo Carolina cambiando de conversación — ¿Te gustaron los churros?
— Sí, tienen el mismo sabor de siempre — respondió Lucía, mirando a su madre como si quisiera decir algo más, pero al final se contuvo — Aunque el chocolate está un poco caliente.
— ¿En serio? Entonces dejémoslo enfriar un poco más.
...
Con la víspera de Año Nuevo acercándose, la tranquila vida del pequeño pueblo adquirió un aire festivo. Las calles se adornaron y se colocaron luces de colores en los árboles que bordeaban las aceras. El pequeño supermercado cerca de casa estaba abarrotado y con poco surtido, así que Carolina decidió con