**ÚRSULA**
Intenté sonreír, pero sabía que mi expresión no era tan convincente como quería. Mientras Mirella seguía hablando, con su voz llenando el espacio, mi mente ya estaba en otro lugar, pensando en el siguiente movimiento, en cómo salir de este momento sin dejar rastro de mi plan.
Abrí la puerta lo suficiente para seguir observando el rostro de Mirella mientras ella seguía escudriñando cada uno de mis movimientos. Yo intentaba mantener la calma, aunque por dentro mi corazón latía como si quisiera delatarme. Ella continuaba hablando, sus palabras cargadas de esa mezcla de dulzura fingida y un tono inquisitivo que hacía que cada segundo de esa conversación se sintiera eterno.
—¿Seguro que todo está bien? —preguntó, inclinándose un poco hacia el inte