Mundo ficciónIniciar sesiónSebastián seguía atento todos los movimientos de Katia; preparaba una inyección, se movía con tanta gracia y enfundada en ese delantal blanco, era la fantasía de cualquier hombre…
—¿Por qué me miras con esa cara?
—Eres muy hermosa —contestó con sinceridad.
—Gracias —sonrió poniéndose roja.
—Pero supongo que te lo deben decir a menudo.
—No, la verdad es que no, es que no hablo con mis pacientes más que lo justo y necesario.
—Conmigo ha sido al revés…
—Sí, tú eres especial y lo sabes.
—¿Qué tan especial?
—Tanto como para contarte mi vida. Te debes haber aburrido como ostra cuando venía y te hablaba por horas.
—La verdad es que no, me gustaba —sonrió recordando—, casi todos venían y se call







