15. El Khríteldorch: Origen de las gemas
Nikolai Stepanov recibió un correo que lo dejó intrigado. Era una nota corta, muy corta: “Sé lo que hiciste el verano pasado”. Le pareció un chiste tonto, muy tonto, casi una broma de niños que ven muchas películas. Sabía que en el pasado había hecho cosas feas, horrendas, terribles, pero nada especialmente malo en el verano anterior.
Sí, tomó aquello como una broma de niños, no le dió importancia, sólo bloqueó al remitente y se recostó en el sillón de su gigantesca oficina. Sin poder evitarlo, su pensamiento viajó 30 años atrás, a una historia oscura relacionada con El Khríteldorch:
La chimenea humeaba y susurraba, proyectando sombras danzantes sobre las paredes de madera. El grupo escuchaba, con sus rostros brevemente iluminados por los destellos rojizos.
—No creo en fantasmas, en realidad, nunca he visto uno. Lo más cerca que he estado de una experiencia paranormal es la historia que estoy a punto de contarles. Es una de las pocas veces que recuerdo haberme sentido verdaderamente a