Capítulo 31 Es mi único afecto verdadero, le debo la vida
Arabella y Ricardo continuaban en el Centro Comercial, ella tuvo que preguntar — ¿Quiénes eran esas personas? ¿Son tus amigos?
—Por supuesto que no, y donde los veas, ¡Sal corriendo! No quiero que los conozcan, ¡No ganarías nada! Ahora olvídalos no valen la pena, vamos a comprar el regalo del abuelo
— ¿Escuchaste lo que dije en casa? No tengo dinero para eso y no quiero ir ¿Por qué nunca me escuchas?
— ¿Le harías ese desprecio a un viejo de la edad de mi abuelo? El mismo fue a tu casa a invitarte
—Y yo muy amablemente le dije que no
—Vamos ya solo falta el regalo, ya tienes el vestido
— ¿Qué te gustaría regalarle?
—El problema es que si lo compra usted, ya no sería lo mismo, un regalo debe comprarlo la misma persona que da el obsequio
—Caminemos a ver que se te ocurre, te haré un préstamo
—Está bien—le dijo con un gesto de resignación
Afortunadamente en una tienda cercana de artesanías Arabella vio algo que le llamo grandement