Justin se sentía inquieto. La insistencia en registrarlo le hizo sospechar que algo no andaba bien.
Después de entregar todas sus pertenencias, le permitieron entrar.
Cruzó solo el umbral, y la puerta se cerró de golpe tras él con un fuerte estruendo.
Un escalofrío le recorrió la espalda. Su corazón latía con fuerza, anticipando lo que podría suceder.
Lucas estaba sentado en un amplio sofá de cuero, con un bastón oscuro reluciente apoyado en su mano izquierda, mientras que la derecha descansaba por encima. Sus piernas estaban abiertas, proyectando poder y autoridad.
En cuanto Justin entró, Lucas alzó la vista y lo miró fijamente. Su presencia era tan abrumadora que parecía atravesarle el alma.
Las piernas de Justin comenzaron a temblar. La intensidad en la mirada de Lucas le recordó mucho a Dave.
—Señor Evans —dijo Justin mientras se acercaba, con cautela y respeto.
—Últimamente has estado al mando de Phoenix Entertainment, ¿no es así? —preguntó Lucas con un tono sereno, sin apar