Punto de vista de Selina
Hice una pausa, con el corazón latiéndome con fuerza en el pecho.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! El corazón me golpeaba frenéticamente contra las costillas.
Sentí un vuelco en el estómago. El tipo seguía apuntándome con la pistola a la cabeza. Juraría que se me cortó la respiración.
Lentamente, me giré, con la mirada fija en el hombre que estaba detrás de mí. Intenté adivinar quién era, pero fue inútil.
Llevaba una máscara, lo que hacía muy difícil reconocerlo. —¿Quién es usted? —pregunté con voz temblorosa.
—No estoy aquí para contarle cuentos, querida. Solo quería hacerte algunas preguntas. Y necesito respuestas —dijo con voz fría y cortante.
—Bien, ¿qué quiere saber? —pregunté.
—Solo un poco de información, abogada —dijo bajando la pistola—. ¿Qué le pasó realmente a su exmarido? —preguntó.
En ese momento sentí que el peso del problema me abrumaba. —¿Por qué quieres saberlo? —pregunté bruscamente, con mi tono de abogada. Directa, tranquila, intrépida. A pesar de que el