Punto de vista de Adrian
No esperé a que volviera a casa para planear la sorpresa que quería darle. No parecía que me hubiera perdonado, pero se comportaba con cortesía y no me quedó más remedio que aprovecharme de ello.
Benny llamó a la puerta. «Listo, jefe, todo está como me pidió», me dijo. Seguía en la puerta y le devolví la sonrisa. Confiaba en que haría exactamente lo que yo quería; no necesitaba comprobar nada ni preocuparme.
Cuando se fue, decidí que era hora de pensar en un plan para acabar con mi enemigo y descubrir quién era en realidad. Era imposible que fuera tan listo si seguía revelando detalles, como por ejemplo, cómo se había enterado de mi pelea con Selina. Tenía cámaras ocultas aquí, concretamente en mi despacho.
No iba a ser fácil encontrarlas, pero era algo que podía hacer. Había instalado un detector en la habitación para cualquier dispositivo que no encajara con el cortafuegos y, hasta el momento, no había entrado nada. Se me ocurrían ideas para atraparlo