CAPÍTULO 29. Un papá y un bebé todoterreno

Los De Navia se habían ido, Amira también, y la casa parecía más tranquila que de costumbre, pero para Franco eso solo era la calma que presagiaba a la tormenta.

Consciente de eso, Archer no le perdía al Conte ni pie ni pisada, y siempre había dos Silenciosos alrededor de Victoria y Massimo.

Los siguientes dos días a aquel fatídico beso, Franco se había metido de cabeza en los negocios para ocupar la mente y tratar de olvidar. No estaba bien, y ella no había reaccionado bien. ¿Cómo podía esperar que lo hiciera después de…?

—¡Maldición! —gruñó levantándose de su escritorio y caminando hacia la ventana de su despacho.

En el jardín trasero, Victoria jugaba con su hijo. El niño corría detrás de una pelota azul que Franco no tenía ni idea de dónde había salido y la muchacha lo acompañaba, corriendo descalza sobre la hierba mientras se sostenía las faldas del vestido de un azul claro.

Él quería estar allí abajo, con ellos, pero ¿cómo podía mirarla siquiera?

Se llevó una mano al puente de la
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo