Por un momento pensé que no lo dirías – aseguraba mientras el aparcaba su coche en el garaje de su casa.
No me gusta que la gente sepa que eres para mí – aseguró mientras apagaba el motor y miraba hacia mí – tengo muchos enemigos. Si Ivanov supiese cuanto me importas…
Entiendo – comencé, dándome cuenta de que él tenía una razón de verdad, de que no era tan sólo miedo como había creído.
Aunque Ivanov ya lo sabe – admitió mientras yo le miraba sin comprender – le di una paliza, como ya sabes– proseguía mientras yo negaba con la cabeza, intentando alejar aquellos pensamientos de mi mente.
Fuiste un estúpido al pensar que no habría consecuencias – le espeté resignada, mientras abría la puerta del coche y sal&i