La casa de Mika era hermosa, un hermoso lugar en el bosque, rodeado por un cercado hasta los establos.
Mika era su hermanastra, al parecer su padre y la señora Misako habían tenido una aventura, y esa parecía ser la razón de que los padres de Kevin ya no estuviesen juntos, ni siquiera pregunté mucho sobre ello, pues sabía que era un tema delicado para él y muy íntimo y no quería parecer indiscreta.
Acabábamos de desayunar, era el segundo día que pasábamos en aquel hermoso lugar, y apenas conocía mucho más sobre la situación familiar que mantenían o sobre el entorno que nos rodeaba.
Kevin se levantó cuando hubo terminado su plato y miró hacia mí, haciendo que dejase de engullir y me levantase para seguirle.