Capítulo 62. Enorme tristeza
En Venezia, en Veracruz
Brad:
Al llegar a la Villa e identificarme, entramos directamente deteniendo la camioneta en el frente del townhouse. Abrí la puerta y ayudé a bajar a Jenny primero, después a mis dos hijos, quienes querían correr al parque.
—¡Un momento! —expresé con amor y autoridad, al descubrir la intención de ellos, haciendo un gesto con mi mano izquierda, totalmente abierta, deteniendo a estos, de inmediato.
—Primero, quiero que entren y recorran esta casa con su mami y conmigo. Me interesa saber ¿si les gustas? Después, podemos ir al parque o a la plaza o a donde ustedes quieran, pero esto es primero —aclaré, convencido que mis hijos entendían todo.
—¡Vamos, Jenny! —Solicité— Esto es esencialmente contigo. Deseo que recorras la casa, ya yo la vi, junto a María José y a Ángel. A todos nos gustó, pero la decisión final es única y exclusivamente tuya, tú decides.
—¡Vale! —susurró ella, concentrando su mirada en mí.
Al entrar, saludé al promotor, al funcionario y al mismo re