Capítulo 25. ¡Esta mujer es única...!
Brad:
Extasiado, en perfecto estado contemplativo al tener frente a mis ojos el cuerpo de ella, tal y como lo soñé, sentí que mi sangre, mi corazón y mi genital, se aceleraron e iniciaron un fuerte galope, como caballo desbocado.
—¡Eres demasiado seductora! Mi bella y hermosa esposa —confesé embriagado por ella. En tanto, esta se sonrojó.
»¡¿Jenny, eres virgen?! —susurré, sin dejar de acariciar el cuerpo de ella.
Estaba realmente fuera de mi dominio. Era como si hubiera perdido la noción de todo, como caballo sin rienda, carro sin freno. En ese momento, me reconcentré en sus esbeltos, erguidos y prominentes pechos, los cuales acaricié con suma delicadeza.
—¡¿No te gustan las vírgenes?! —Cuestionó ella, asombrada. Sin embargo, no tenía tiempo para pensar, ni reflexionar. Solamente, sabía que lo que más había anhelado durante estos seis meses de matrimonio, lo estaba alcanzando.
Ayudado por Jenny, comencé a desvestirme con rapidez. Por su parte, ella desabotonaba mi camisa, acarician