Camila:
Sabía que después podría arrepentirme de mis palabras, pero ya no importaba. Habíamos traspasado todos los límites. Él ya se había apoderado de mis primeras experiencias, entonces, con él debía vivir todas las que faltan. No me gustaría estar con alguien más, después de todo lo que él me estaba haciendo sentir.
Lo observo con cautela, esperando una respuesta.
Una sonrisa ladina se dibuja en sus labios.
—Ya conoces la respuesta, bambi.
—Pero con una condición. —sentencio.
Me mira expectante y su sonrisa se vuelve más ancha.
—¿Cuál?
—No volverás a estar con ninguna otra mujer que no sea yo. —declaro, sin rodeos.
El ríe divertido.
—No he estado con ninguna otra mujer desde el momento en que me rendí ante ti.
Aquellas palabras me hicieron sonreír como toda una estúpida. ¡Mierda! ¿En qué momento llegamos a este punto? Lo odiaba con intensidad, ¿En qué momento caí en este espiral de deseo?
El sonido de un teléfono interrumpe nuestro momento.
Chase atiende la llamada.
—Comente, jefe.