Aziel camina de un lado a otro en su apartamento, todavía en toalla. No podía sacarse de la cabeza lo que había sucedido. Despidió a su ex dándole dinero para que resuelva lo que sea que necesite. Ella quedó de regresar y el asintió sin siquiera escuchar.
Se pasa una mano por el cabello, respirando hondo antes de marcar el número de su hermano Martín.
—Dime, hermano —responde Martín, con la voz relajada.
—Hola hermano. Tengo que contarte algo. Pero prométeme que no vas a reírte ni a burlarte —le advierte Aziel, sentándose en el sofá.
— A ver, suelta lo que sea.
—Voy a ser padre —soltó Aziel de golpe.
Del otro lado de la línea se escuchó un fuerte sonido de burbujas y un estruendo seco.
—¡¿CÓMO QUE VAS A SER PADRE?! —grita Martín—. ¡Si decías que no se te paraba!
Aziel se frota la cara con ambas manos, sintiendo una mezcla de vergüenza y desesperación.
—Ese es el problema, Martín. No se me paraba con nadie… hasta que pasó algo con Naiara.
—Espera, espera… —Martín trata de procesar la i