—¿Entonces vienen tus primas?—le pregunta Aziel acostado en una hamaca mientras disfruta de la mañana.
—Si, Sofía y Mónica. No quiero que sepan de mi situación...no todavia. Son capaces con irles con el chisme a mis tíos. No quiero más invasión en mi dulce morada.
—Dejame ver si entendí. No quieres que ellas sepan que estás embarazada ni que estamos juntos ¿Cierto?
—Exacto.
—¿Cómo vas a explicarles que un hombre vive contigo?
—Eres el hermano del esposo de mi mejor amiga. Y podemos decirles que te quedas temporalmente porque trabajamos juntos hasta segunda orden.
—No serán inteligentes si se comen ese cuento.
—No te preocupes por eso, déjame lo demás a mi. No puedes venir a mi habitación, ni abrazarme, ni besarme, ni tratarme con delicadeza.
—Mejor dime que no respire y desaparezca.
—Deja el drama, solo estarán una semana aquí.
—Mierda...eso es una eternidad. Mejor pídeme que case un unicornio o que te baje una estrella.
—Aziel ponte serio.
—¡Estoy serio! ¿Una semana de celibato?
Cuan