C34- ABANDONAR LA MANADA.
C34- ABANDONAR LA MANADA.
Las raíces se cerraban como serpientes vivas alrededor de Gideon y Melinda, y el aire se volvió sofocante. La presión en el pecho de él aumentaba con cada segundo. Sujetaba a la niña con un brazo, protegiéndola, mientras con el otro destrozaba todo lo que intentaba alcanzarlos. Pero eran demasiadas.
—¡No sueltes mi cuello, princesa! —gruñó, sintiendo cómo unas raíces más gruesas trepaban por su espalda y apretaban sus costillas.
Melinda lloraba, pegando el rostro contra él.
—¡Tengo miedo! ¡Mucho miedo!!! —su voz era un golpe directo a su corazón, pero no podía permitirse vacilar.
Y al sentir que la asfixia lo golpeaba, entendió que no llegarían los dos. Así que levantó la mirada, divisó un hueco entre las raíces más altas y, con un rugido feroz, impulsó a la niña hacia allí. Las ramas se cerraban rápido, pero él la empujó con la fuerza de un último salto.
—¡Sube! ¡Y no mires atrás! —ordenó con voz ronca.
Ella trató de aferrarse, pero las manos de él se soltar