C23 -EL LADRÓN ES OTRO.

Narissa estaba recostada sobre la cama, girando una daga entre sus dedos, con una expresión de aburrimiento que apenas ocultaba el mal humor que le quedaba del desayuno.

La puerta se abrió despacio y su carabina entró con paso rápido, cerrando tras de sí.

—Traigo noticias, señora.

Narissa se incorporó, apoyándose en un codo. Sus ojos se entrecerraron de inmediato.

—Habla.

—Escuché la conversación de las hermanas… Efectivamente, no fue Elizabeth. Fue la niña.

El gesto de Narissa se transformó en algo más oscuro. Sus dedos se cerraron con fuerza alrededor de la daga, tanto que el filo le cortó la piel. Una fina línea de sangre se deslizó por su palma, pero no pareció notarlo.

—Maldita mocosa insolente… —escupió con desdén.

—La misma niña lo confesó, mi señora. Al parecer, Elizabeth no sabía nada.

Narissa se levantó despacio, tomando un pañuelo de la mesilla para limpiarse la mano ensangrentada.

—Da igual… Las dos son unas malditas perras. Pero si esa mugrosa cree