33. MIEDOS

ANA.

Han pasado dos días desde que Martín salió del apartamento, no me ha llamado, no se ha comunicado conmigo y sería una mentirosa si dijera que yo he intentado establecer comunicación alguna con él. 

—Necesito que este informe quede bien redactado, no puedo entregarle esto a Cristobal.

—Ana, lo hemos corregido dos veces —Los ojos de mi asistentes se ven cansados, son cerca de las 10 de la noche.

—No me interesa, esto debe quedar perfecto, sabes que no tolero las mediocridades —La joven suspira en frustración y da la vuelta para irse.

Sigo metida de lleno entre el computador y escucho la puerta abrirse nuevamente, sin levantar mis ojos de la

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