ANA.
—Ana, ¿Qué haces aquí? Se supone que nos veríamos en tu oficina. —La cara de sorpresa de Martín me gusta.
—Decidí salir más temprano y supongo que si yo pude hacer una excepción, tú también. —Le sonrío de manera pícara. —Supongo que podemos hacer algo más, antes de irnos a ese famoso viaje.
—Debemos viajar en un rato y tengo que entregar unas carpetas firmadas o mi asistente no me lo va a perdonar.
Su tono de voz , va bajando poco a poco a medida que voy caminando hacia él y desabrocho mi abrigo sensualmente para dejarle ver, que solo traigo puesto un cachetero.
—Ana, por Dios&