Narrado por Miguel.
No quería ponerme a pesar en el maldito trabajo hasta el día siguiente, quería disfrutar del resto del día con aquella preciosa chica, ignorando toda la puta situación, las llamadas de mi hermana, y por supuesto las de Catalina y Jesús.
Lo primero que quería hacer era alquilar un coche, me conocía bien la ciudad cómo para saber dónde pillarlo, así que llamé por teléfono y en menos de una hora ya lo tenía en la puerta, un perfecto Lexus con un motor potente, justo los que me gustaban a mí.
Ella lucía preciosa, con una camisa blanca y una falda azul. Yo iba muy informal, una polo gris y unos jeans.