Capítulo 50 – Amistad.
De pie, frente a mí, en la puerta de mi casa, sin querer despedirse de mí aún. Era todo un encanto, y me hacía feliz la forma enfermiza en la que se aferraba a mí.
- No es como si no vayamos a volver a vernos – me quejé, con él agarrándome de la cintura, lanzándose a mis labios, alterando mi mundo – pronto estaremos viviendo juntos, Miguel – acaricié sus labios, mientras él daba un paso hacia atrás, aceptándolo – se lo contaré a Macarena esta semana – asintió.
- Yo hablaré con la inmobiliaria, para que me consigan algo discreto, asequible, pero no un bodrio – sonreí.
- Te quiero – dije, casi sin pensar. Sonrió, ilusionado.
- Parece que ahora que lo has dicho, no vas a dejar de decirlo