—Estamos revisando. Hay movimientos sospechosos en las transferencias. Es posible que alguien dentro haya manipulado los pagos.
Mónic sintió que el aire se volvía espeso. Se contuvo, tratando de tranquilizarse. No podía darse el lujo de tener otro ataque de ansiedad en ese momento.
—¡¿Cómo puede ser eso posible?! —cuestionó al borde del colapso.
—Justo de eso queríamos hablar en la reunión que teníamos programada —se justificó Freth—. En una revisión profunda, nos dimos cuenta de que algunos números no cuadran. Son fugas pequeñas, pero a largo plazo afectaron las finanzas de la editorial y… ahora el pago del seguro que no se realizó.
—¡¿Cómo es que no me lo hicieron saber antes?! ¡Estas cosas no se dejan pasar! —exclamó exaltada.
El ambiente en la sala de juntas se volvió aún más pesado. Las miradas preocupadas se reflejaban en los rostros de todos los reunidos.
La mente de Logan iba a mil por hora. Entonces habló, con la voz grave y firme:
—Si hace falta, yo cubriré los gastos. Todos