Ya casi por media mañana, el intercomunicador volvió a sonar.
—Mónic, el detective Jenkins necesita verte.
“¿Ahora qué querrá?”, pensó.
—Acompáñalo hasta aquí, por favor. Los espero.
Luego de unos minutos, Vera tocó la puerta, dejando al oficial y retirándose a su lugar de trabajo. Mónic y el oficial continuaron dándose el buen día y comenzaron una desagradable conversación.
—Bienvenido, veo que ahora viene solo —le dijo amablemente, mientras notaba que el otro detective no venía esta vez.
—Así es, el detective Clain tuvo asuntos personales que resolver —contestó serio.
—Bueno, ¿a qué debo el honor? —estaba ansiosa; no podía ser algo bueno.
—Me vi en la necesidad de compartirle el avance de la investigación por el homicidio del señor Steford —lo dijo con cautela, solo esperaba que no se pusiera como la última vez.
—¿Ya es un hecho que… lo asesinaron? —preguntó con mucha tristeza.
—Así es, la autopsia fue contundente. Por los golpes y la situación, no pudo ser de otra manera. Lo veíamo