El escritorio quedó cubierto de café, gracias al cielo que no había nada importante que recibiera una dosis de cafeína. Logan estaba incrédulo de lo que estaba viendo, pero guardó la compostura y eso si que era extraño en esa situación.
—¡Claro que no! No te necesito para nada en la reunión, aquí la jefa soy yo y tú trabajas con los empleados que yo decida —si bien Logan ya sabía el temperamentito que se cargaba su jefa, le parecía extraño la manera que se había puesto solo por pedirle eso.
—Pero por supuesto que es necesario, necesito ver que en verdad sea alguien indicado para el puesto. De cualquier manera, como ya lo dijiste, trabajará directamente conmigo, así que asistiré, te guste o no —decir que Mónic echaba fuego hasta por las orejas era poco, estaba que le hervía la sangre.
¿Cómo era posible que aquel hombre le estuviera hablando de esa manera? ¿Que estuviera imponiendo su santa voluntad? Y para colmo seguía a prueba. Aunque tenía la boca llena de razón, le había demostrado