“Encuentras mis palabras oscuras. La oscuridad está en nuestras almas ¿No crees?”
James Joyce
Salimos de la boutique y caminamos hacia el estacionamiento, un hombre se encuentra a punto de subir a su auto que está estacionado al lado del nuestro, al verlo de inmediato me aferro al brazo de mi hermana, es un hombre alto y de gran contextura, nos observa y por instinto me escondo tras la espalda de Katherine.
Él nos sonríe y saluda con un asentamiento, abre la puerta de su auto, se sube y arranca, al tiempo que suspiro de alivio, observo a mi hermana y ella me da unas palmaditas en mi mano que aprieta la suya. Sé perfectamente que aún no estoy bien y temo enfrentarme a esos fantasmas que me atormentan día a día.
Nos subimos a su auto y ella conduce hasta la casa, cuando llegamos el primero en recibirnos es mi lindo Raptor, corre hacia mi encuentro y de inmediato acaricio su cabeza tratándolo como a un bebé, mi hermana se une a esa bienvenida que nos da.
—No importa cuánto tiempo te vayas se queda en la puerta esperando por tu regreso. —Valentino camina hacia nosotros para abrazar y besar a Kat, a mí no me toca, es precavido en cuanto a cómo me trata.
No voy a culparlo por nada, tomé mis decisiones y pagué por ello, ya que sabía a la perfección con quién me metía.
—Es por eso que lo dejo en casa de su novia, así no se pone ansioso mi hermoso bebé, el problema es que Lester, está de viaje con Daniel y se la llevó.
Caminamos hasta la casa y veo que mi cuñado está terminando de empacar algunas cosas en bolsas de compras, hoy es viernes por lo que seguro irán de «noche de machos».
Voy hasta mi habitación, le enviaría mi borrador de la segunda parte de la serie que estoy escribiendo a Sammy, ella es mi lector cero, sin embargo, Valentino se daría cuenta del nombre con el cual estoy escribiendo, no dejo que ni él ni mi hermana vean los manuscritos. Ahí he plasmado mi desgracia con otro tipo de palabras. Se la haré llegar con Arturo en paquete cerrado.
—¿Cuándo iras a ver la casa? —Pregunta Valentino y Katherine se gana una mirada de desaprobación de mi parte—, igual me lo iba a decir —se encoje de hombros ante mi reacción.
—Mañana, e iré sola, voy a conducir y me llevaré a Raptor conmigo —tomo un poco de agua porque ni yo misma me creo lo que estoy diciendo y no estoy tan convencida de ello—, y estoy segura —levanto mis hombros para que lo crean y creérmelo también—. ¿Cómo van con los preparativos de la boda…? —pregunto para cambiar el tema.
—Ya está todo listo, solo faltaría la fecha, supongo que será cuando Sammy mejore.
—¿No es hoy el viernes de machos? —interrogo al recordar que es en casa de Sammy
—Claro, debo irme, no me esperen despiertas, no sé si esta vez salgo vivo de casa de Iris, ahora que ella está siendo obligada a salir por Samuel, entretenemos a su madre para que se sienta acompañada.
Mi hermana le da un abrazo y un tierno beso y me imagino que así de frustrado se sentía cuando lidió con el problema de su amiga y jefa de mi hermana.
Todos los viernes planean sacar a la mamá de Sammy para liberarla un poco del encierro en el que se ha confinado su hija.
—Como que se me antoja un postre —dice y me da una sonrisa cómplice y entramos dirigiéndonos directo a la cocina.
Saca del horno una bandeja y la observo con suma curiosidad
—¿Cuándo es que horneaste eso? —sobre la bandeja están unas tortas planas con rara apariencia.
—Hoy por la mañana después que Valentino se fuera al trabajo —su pecho se hincha de orgullo y sube y baja las cejas haciéndome sonreír—, tengo que esconder todo lo que horneo si no, mi prometido viene y se lo devora todo
—¿Y que se supone que es eso? —señalo la bandeja, con algo de aprehensión.
—Tejas de almendra y naranjas, la receta la vi en internet y me pareció sencilla así que, este es el resultado.
—Lo pruebas tu porque yo no quiero una indigestión —bromeo y me hace una mueca de que no le ha gustado mi comentario.
Para mantenerla contenta, tomo un tenedor y con duda llevo un pedazo de la plasta esa, me mira con sus ojos bien abiertos y sus manos como en suplica, mastico y asiento al mismo tiempo que levanto la comisura de mis labios en una sonrisa de aprobación.
—¡Esta muy bueno! —tomo otro trozo que saboreo de inmediato—, rico, me encanta el resultado de la mezcla entre las almendras y las naranjas. Te felicito a pesar de que es tu primer intento.
—De hecho —me mira conteniendo la respiración, se levanta y abre el cesto de la basura, puedo observar cinco moldes quemados
Al instante me inclino a reírme al ver su rostro lleno de vergüenza.
—No te rías —dice igual riendo—, al menos lo logré, yeeeeeeee —celebramos su éxito, aunque no quiero imaginar el desastre que hizo en la cocina.
—Esto estaría bien con un café —me levanto y preparo la cafetera para que el rico sabor de los dioses esté listo en minutos.
Cuando el café está listo, tomo dos tasas y las coloco sobre el desayunador, los sirvo y me observa atenta a mis movimientos.
—Voy a extrañarte —toma mi mano y asiento.
—Cuando regrese de ver la casa prepararemos un postre ¿de acuerdo? —Asiente tomando del delicioso liquido—, me hubiese gustado que me llamaras para que ayudara con esto.
—Lo sé, aunque mi deseo era darte una sorpresa
—Y me la diste —señalo los recipientes quemados en el bote de la basura, burlándome un poco de ella quien solo niega no creyéndose su desastre.
Después de disfrutar del postre ambas subimos las escaleras rumbo a nuestras habitaciones, la mía iluminada por completo. He considerado apagarlas, sin embargo, no tengo ese valor todavía.
Mañana es el día, llamo a Verónica, es la dueña de la casa que estaré alquilando y me dijo que ella y su familia viven en la de al lado, por lo que cualquier cosa que necesite, seremos vecinas.
—Hola —contesta al tercer timbre.
—Hola Verónica soy Cinthya Becker
—Hola cariño, ¿cómo estás? —responde con alegría, se nota que muy cariñosa.
—Estoy bien solo quería recordarte que llegaré mañana a ver la casa —ya que solo la he visto en fotografías.
—Por supuesto, ¿a qué hora vendrás?, espera un segundo —dice tras la línea — Sandra, mi vida, ¿para donde llevas esa cuerda? —a lo lejos se escucha la voz de una chica responder, ataré a Manuel del auto y lo arrastraré por todo Homeless. —Yo me encargo cariño —escucho la voz de un hombre que deduzco será su esposo —. Lo siento mucho Cinthya, en qué estábamos.
—En la hora en la que llegaré.
—¡Oh sí! Disculpa me distraje con mi hija menor, mi esposo está evitando que ella llegue a lastimar a alguien, que se lo merece —esto último lo susurra.
—Estaré por allá a las diez de la mañana.
—Perfecto, estoy emocionada por conocerte cariño, por favor, conduce con cuidado los apuros no traen nada bueno.
—Muchas gracias, lo haré, que descanses.
—Tú también, nos vemos mañana.
Cuelgo la llamada y me instalo en la laptop, abro la carpeta que resguarda mis libros de la serie Oscuridad y abro el archivo del tercer libro, Camino hacia la luz.
Me quedo observando el archivo en blanco, desde que terminé los dos primeros libros no le he podido dar un cierre.
No es por falta de inspiración, es más bien porque si no puedo darme yo misma mi liberación de esta oscuridad, no podré dársela a mi protagonista porque al final de todo, yo soy Cédric Basilio.
Abro la red social I*, y veo los comentarios de mí primer libro, unos lectores lloran por causa de la situación de Cédric, otros por su parte sacan sus propias conclusiones de por qué es la causa de sus tormentos, otros odian al escritor y lo llaman «perro sin sentimientos».
Ruedo los ojos porque se supone que es ficción, aunque en verdad no lo sea, solo que ellos no saben eso. Y todos concuerdan en una sola cosa, todos quieren la tercera parte.
Llevo seis meses desde que se publicó la primera parte, la segunda es la que debo enviar a Sammy, mañana temprano, espero que Arturo pueda pasar por el paquete antes de que me vaya.
No confío en Valentino para esto, sé que la curiosidad podrá más con él y abrirá el contenido. Cuando esté lista para que sepan qué es lo que escribo se los diré.
Antes de acostarme, veo la maleta que tengo lista desde hace un mes cuando me plantee mudarme y que todo ese tiempo comencé a investigar dónde sería el mejor lugar para comenzar de nuevo. Ernesto me lo recomendó, dijo que es un lugar muy tranquilo lo que agradezco. Busqué en internet el sitio y me pareció muy bonito y pintoresco.
Gracias al contacto de mi psicólogo, pude conseguir trabajo ahí, no es que no ame ejercer mi profesión como abogada, sino que debo centrarme en primero terminar de coger los pedazos en los que se ha convertido mi vida y juntarlo de nuevo.
Hago ejercicios de respiración por unos minutos y cierro la laptop con el documento en blanco. Juego con la trenza de mi cabello que cae a un lado del hombro izquierdo y me repito que esta decisión es la mejor. Me levanto de la silla y tomo unas pastillas que yacen sobre la mesita de noche, tomo agua del jarrón que por lo general siempre mantengo lleno y vacío el líquido dentro del vaso, pongo las pastillas en la boca y me las trago, estas me ayudaran a conciliar el sueño por unas horas más, me acuesto y espero a que hagan el efecto deseado.
“No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando”Terry PratchettMuy temprano a eso de las seis de la mañana Arturo estaciona su auto frente a la casa, salgo y le doy una sonrisa a boca cerrada mientras me cubro con la franela, no es que sea desconfiada, pero no uso ropa provocativa como antes.Raptor camina a mi lado y Arturo se baja del vehículo, mi perro sale a su encuentro y lo saluda, al parecer le cae muy bien, quizá sea el hecho de la confianza y tranquilidad que emana de este joven abogado.—Buenos días para ti también —acaricia la cabeza de mi pequeño—, eres un buen chico Raptor —lo sigue mimando —¿quién es un buen chico?, tu, tú lo eres—El mejor de todos y le caes demasiado bien —su mirada celeste me observa y sonríe.—Buenos días Cinthya ¿cómo estás? Este chico es muy juguetón —limpia su ropa deportiva, se acerca sin invadir mi espacio, lo cual agradezco.—Estoy bien y muy agradecida contigo, de verdad n
“A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad”Antonio PorchiaUna mesera llega para tomar nuestra orden.—Disculpen, hola soy Emisellys —se presenta la camarera viéndome a los ojos—, Vero, ya me conoce, pero ustedes dos no. ¿Qué van a pedir estas bellezas?—Emisellys tráeme una hamburguesa con papás fritas con extra queso —ordena Verónica—Para mí unas alitas picantes —veo el menú—, y un té de limón frio por favor—¿Y para este cosito hermoso? —mi perro le ladra en contestación, le agrada.—Nada, ya comió y está a dieta —Raptor agacha la cabeza lloriqueando—. no me pongas esa cara señorito.Emisellys ríe a carcajadas al ver al perro hacer un drama, su risa nos contagia por completo y reímos junto a ella.—¡Coño´e la madre! Es todo un niño, ¡ay no! ¡Es taaan bello!Da la vuelta y se va dejándonos con su contagiosa risa.—Ella es única. Es venezolana por eso la expresión, mi hija Sandra le copia muchas de esas expresiones así que no te sorprendas cuando la escuches,
“A veces hace falta oscuridad para ver mejor las cosas”DonatoSandra entra después de que Raptor obedece mi orden de apartarse de su camino y sigue los pasos tras de ella perdiéndose escaleras arriba.—¿Por qué decidieron mudarse? —pregunto mientras bajamos las tres escaleras del porche de la casa.—La abuela de las niñas vivía ahí, así que les heredó su casa, además que es mucho más grande.—Llama mucho mi atención que hayas dicho “cuando las niñas llegaron a formar parte de la familia” te refieres ¿a? lo siento, soy una desconocida, es imprudente de mi parte.—No te preocupes por ello, además notaras que no se parecen a nosotros, el caso es que, removieron mi matriz cuando estaba comprometida, así que soy más estéril que el desierto de Atacama —sonríe con melancolía—, pensé que mi prometido me dejaría por ello, pero sucedió lo contrario, me cuidó como no tienes idea —lo dice con tanta ternura que, sus ojos se iluminan ante el recuerdo, y algo en mi pecho se enciende de emoción, ella
“Existe un lado oscuro de todo”.PrinceDoy tres respiraciones ondas para encontrar el valor y toco el timbre.—Y ya lo hice amigo —susurro hacia mi can.La puerta se abre y detrás esta Sandra, nos observa con interés como es al parecer su costumbre.—¡Cinthya! —eleva la voz más de lo necesario—, que bueno que te hayas decidido venir. Pero ¿por qué no pasas? —sigue en la puerta obstruyendo nuestro paso. Mi mirada le dice lo obvio—, ¡ups! Que descuidada —vuelve a elevar la voz.—¿Por qué estas gritando?—¿Gritando? ¿Yo? para nada —la dirección de su voz va hacia un lado de la puerta.—Creo que vine en mal momento —me incomoda su actitud, no sé qué esperar de ella.—¡No! Espera…solo dame, dame… ¡listo! —abre la puerta, toma mi mano para guiarme y con duda entro.—¡Bienvenida! —los gritos de varias personas me alarman, tapo mis oídos, el corazón viaja a mil por horas y chillo del susto.—Calma, calma —esa es Verónica que se acerca para tranquilizarme.—¡Jesús! Pero que susto —pongo mis ma
“La vida es sólo una pequeña luz entre dos grandes oscuridades.”José NaroskyMi celular suena con la notificación de una llamada entrante, Valentino. Deslizo el dedo para responder.—Dios! ¿Estás bien? Ya estamos en el auto, vamos por ti.—¿Qué te pasa? ¿De qué demonios estás hablando?, debes tranquilizarte…—Te llamamos y no respondías, estábamos al borde de la desesperación.—No me había percatado de la llamada, llegué muy bien así que no te atrevas a venir ¿entendido?—¿Segura? —Pregunta mi hermana con tono de preocupación.—Segura —susurro al darme cuenta del espectáculo que estoy dando con mis gritos—, estoy con la vecina y su familia.—Cuántas personas están contigo…—Seis.—¡Wow! Seis personas, y ¿cuántos son hombres?—Dos…—¡Wow! —dicen al unísono—, es algo espectacular y ¿cómo te sientes al respecto?—No debería ser Ernesto el ¿qué me pregunte eso…?—Lo siento, pero es que… estoy tan —chilla—, emocionada, feliz, hermanita.Mi corazón brinca al escucharla tan efusiva, y al con
“A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad”Antonio PorchiaDante.Sandra es una chica de buen corazón, lo único que hay que hacer es no meterse con lo que más ama, su familia y en especial, con su Nati. Alboroto su bonito cabello y me da una mirada cómplice, peleamos todo el tiempo, sin embargo, nos llevamos bien, aunque puede ser un dolor de cabeza y muy vengativa.El recuerdo de estas dos niñas de nueve y diez años cuando vinieron por primera vez a Homeless está grabado en mi mente como si fuese ayer.—¡Oye! Dante… —me llama el demonio que ha terminado la conversación con su adorado señor M—. ¿Qué tal lo del bufete de abogados?Se refiere al bufete más prestigioso en donde hace meses se descubrió el peor de los escándalos, la corrupción, de la que me salvé, de haber aceptado trabajar para ellos no sé en qué clase de cosas me hubieran culpado sin ser participe. La mayoría de los empleados ignoraban en qué clase de empresa estaban laborando.Montenegro tenía tr
“La luz se apagó y la oscuridad entró de nuevo” J. Watson—¡No! ¡basta! —Raptor me observa en silencio—, venimos aquí a luchar por una nueva vida, pacífica y normal ¿cierto? —ladra en confirmación—, bien amiguito, ahora… vamos abajo a asegurar esas puertas. —me animo porque Raptor ladra y me empuja hasta llegar a la puerta de la habitación.Esto no es nada sencillo, «respira, respira, ¡respira Cinthya! y ¡corre! ¡Corre! hasta llegar abajo»Me pongo en marcha tratando de recordar dónde pisar para no caer escaleras abajo, pequeños recuerdos vienen a mi mente al verme en la oscuridad donde solo mi silueta y la de Raptor se ven por el reflejo de las luces de afuera. Raptor, ladra como loco al ver que me detengo y casi caer de rodillas en un ataque de pánico, quiero gritar, recuerdo esa bombilla que era la única que me iluminaba. Me veo en el piso, mis ojos se cristalizan, no puedo respirar…Siento un empujón, es mi perro que ladra con fuerza, «no estás ahí Cinthya, ya no»No, no estoy ahí
“Estamos todos llenos de dudas, estamos todos creando en la oscuridad”López GarcíaTararea una canción que no logro identificar, acaricia la cabeza de mi perro despreocupada que yace en su regazo. Raptor es un perro muy perceptivo, actúa con Sandra como si quisiera protegerla o animarla, es como si supiera que ella también estuvo en una situación que en su momento la dañó.He notado que con Nati es mucho más tierno, percibe la dulzura de la chica y al grandulón ya no le gruñe. Solo pasa desapercibido para él.—Me dirás cómo te diste cuenta… —pregunto sentándome frente a ella, y sostengo un vaso con refresco de moras. Quiero saber cómo supo que yo podía hacer una lista con las mejores e inolvidables citas románticas.—Te gustan los atardeceres y no solo eso, sé que te quedas viendo el sol ocultarse, tu rostro refleja que de verdad lo disfrutas y que sería mejor con alguien a tu lado. Te gustan los dramas románticos, te encanta ver series que desprenden rosas, chocolates y corazones por