Tres semanas después de haber anunciado a mis amigas y conocidas, el rumor de la doble vida de Mariana había salido a la luz, pude impedir que llegara a los medios, pero no pude evitar que los demás comenzaran a hacer comentarios de ellas que terminaran afectando su negocio. Por un tiempo me di a la tarea de averiguar quien había sido la persona que había divulgado esa información, pero me fue imposible dar con su paradero. Desde entonces, comencé a seguir a Mariana, esperando encontrar una oportunidad para ofrecerle un trabajo.
No sé como había soportado tanto y como seguía levantándose cada día y luchando por su sueño. Verla desconsolada cuando la echaron de la tienda, fue mi mayor decepción. Ese día estaba lloviendo y miré como el arrendatario del lugar, la sacó sin dejarle llevar nada, alegando que todo aquello era dinero mal habido. Mariana, ni siqui