Evelyn
Pedimos de comer los mejores shawarmas de la ciudad cuando me pica el hambre, me salté el almuerzo y estoy famélica. El repartidor no tarda en llegar y devoramos todo en menos de veinte minutos, no era la única hambrienta. Recojo los recipientes vacíos y los desecho en la basura mientras Nathan me prepara un banana split. Me encanta el helado y él me tiene tan consentida que siempre puedo encontrar en el refrigerador un recipiente con cada uno de mis sabores favoritos: chocolate, fresa y stracciatella. Tampoco faltan las cerezas, el sirope y las chispas de chocolate.
—Gracias —pronuncio con una gran sonrisa cuando pone delante de mí el plato con mi postre. Le clavo la cucharilla a la bola de fresa y me llevo la porción a la boca ante su atenta mirada—. Ya, para de mirarme.
—No puedo, estoy muy enamorado de ti — modula con una sonrisa sensual. Todavía no supero lo atractivo que es.
—Tonto —pongo los ojos en blanco, pero me gusta cuando me dice cosas así.
Me guiña un ojo y se ocu