Lucas
Abrí los ojos.
La luz me cegó y aumentó el dolor de cabeza tan fuerte que me obligó a cerrar los ojos otra vez. Parpadeé varias veces, intentando enfocar la vista.
Lo primero que vi fue a Sofía. Estaba frente a mí, mirándome con preocupación y alivio.
—Tranquilo, amor —dijo en voz baja liberándome las manos de las cuerdas—. Estás a salvo. Ya estoy aquí.
Mi mente era un caos.
Cada latido de mi corazón retumbaba en mi cabeza. Me costó unos segundos darme cuenta dónde y cómo estaba. Me dolían las muñecas y sentía los hombros rígidos.
—¿Qué… pasó? —mi voz estaba ronca.
Sofía me acarició el rostro con suavidad, sus dedos temblorosos.
—Estaba buscando pistas y la encontré a… a ella. A la impostora —dijo con firmeza, girándose para señalar a la otra mujer.
Me quedé helado.
Había otra mujer allí, atada a la silla junto a la mía. Su rostro era idéntico al de la mujer que tenía enfrente. Pero sus ojos brillaban con terror y frustración. Un pañuelo le tapaba la boca, no podía hablar.
¿Qu