- ¿¡Qué haces!? - Grité - Sólo confía en mí, ¿quieres? - Me sentía en extremo nerviosa, y él sólo seguía desvistiéndose. Mi sorpresa fue grande cuando lo vi transformarse en aquel lobo gigante, de un color blanco con algo de negro y gris; aquel que ya había visto varias veces y con el cual estuve pasando tiempo ésta última semana; caí de trasero contra el mundo. Sus ojos grandes y azules me observaban con fuerza pero, al verlo acercarse, mi impresión fue transformada por curiosidad. Una curiosidad que me pondría a prueba...
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