DiegoEstaba aquí.Adriana Rojas.Hace un año, ella había estado justo en este mismo lugar, con la voz temblando, aferrada a una presentación que, según su currículum, nunca llegó a ver la luz del día.Buzz.—Señor, Adriana Rojas vino a verlo.No respondí de inmediato. Dejé que el silencio se prolongara hasta que mi asistente empezó a sudar al otro lado.—Hágala pasar.Salí hacia la recepción y, pronto, las puertas se abrieron. Ahí estaba ella.—Hola —sonreí ladeando la boca.—Hola —susurró, con nervios a flor de piel.Extendí la mano y señalé mi oficina. —Pase, por favor.Se adelantó y mis ojos no pudieron evitar bajar hacia su espalda. Llevaba un vestido negro ajustado, medias transparentes y tacones altos; su cabello recogido en una coleta que rebotaba con cada paso, invitando a que lo tomara.…Basta.—Siéntese —dije mientras me acomodaba en mi escritorio.Se sentó, abrazando su bolso sobre las piernas, y sus ojos buscaron los míos.Giré la silla para observarla mejor.Seguía tan h
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