Prólogo:La tierra olía a muerte y a lluvia. Cuatro años atrás.Elara tenía veinticuatro años, el traje de luto rígido y caro que llevaba la sofocaba. Desde hacía meses, la vida de los De Luca había sido una masacre lenta, filtraciones, juicios amañados, la caída de los negocios, el deshonor, y finalmente, la bala que borró a su padre, Marco De Luca.No hizo de su dolor un drama, sino que lo usó como combustible, revelando una voluntad de acero. La única forma de sobrevivir era destruir al responsable.Bajo la carpa empapada, en un cementerio de Sicilia, mientras el ataúd descendía, Elara localizó el blanco.Estaban de pie, dos figuras vestidas de oscuridad impenetrable. Alejandro, pulcro y con el rostro serio. Pero la atención de Elara estaba en el otro hombre, el que parecía absorber toda la luz.Dante Montaño.Veintinueve años. La gente murmuraba que era el peón de los Montaño, el hijo adoptivo usado para los trabajos sucios. El más reciente, la estocada final contra su padre.Dant
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