Capítulo 41— Bisabuelos no… pero abuelos, sí.El silencio fue inmediato. Aurora abrió los ojos de par en par, confundida, intentando entender lo que su hijo acababa de decir.— ¿Qué quieres decir, hijo? ¿Abuelos? —preguntó ella, sin ocultar la perplejidad.Alexander respiró hondo antes de mirar fijamente a sus padres.— Padre… madre… Isadora es la mujer que busqué durante meses después de esa noche. Semanas antes de la boda, estuvimos juntos… y ella quedó embarazada.Aurora se llevó la mano a la boca, en shock.— Dios mío… ¿cómo pudiste…? Hijo, ¿cómo pudiste? ¡Ethan es tu hijo! Debías…— Lo sé. —lo interrumpió él, con firmeza—. Quería contarlo, pero Isadora insistió en mantenerlo todo en secreto. Ella quiso seguir con la boda. Hasta hoy, no sé el motivo real. Pero creo que ahora ella me lo va a contar.Entonces volvió su mirada hacia Isadora, con un brillo de expectativa en sus ojos.Aurora observó a la joven frente a ella. No estaba exactamente decepcionada, pero tampoco había ningú

Capítulo 43Eran casi medianoche cuando Ethan Blake estacionó su coche deportivo negro frente a uno de los clubes más exclusivos de la ciudad. Un lugar donde la elite descargaba sus deseos más secretos, discreto por fuera, pero por dentro, un universo de luz baja, cuerpos atractivos, lujuria y reglas que casi nadie seguía. El letrero dorado sólo decía "La Chambre".Vestía una camisa de vestir negra, ligeramente abierta en el pecho, pantalón oscuro a medida y zapatos de cuero brillante. Ethan era guapo, encantador, pero cargaba en la mirada la sombra de quien vive en exceso, placer, alcohol, noches sin fin. El guardia de seguridad de la puerta sólo asintió con la cabeza y abrió camino. Allí, todos lo conocían.En el salón principal, bailarinas enmascaradas se exhibían en el centro de una pasarela en espiral mientras parejas y tríos se mezclaban en sofás circulares, envueltos en velos transparentes. El sonido era grave, hipnótico, y el olor a perfume mezclado con deseo flotaba en el air

Capítulo 45Isadora despertó aún adormilada. Por un momento se quedó allí, acostada, mirando el techo. Se sentía inquieta, aunque no supiera decir exactamente por qué.Con un suspiro, apartó las sábanas y se levantó. Caminó hasta el baño, se sujetó el cabello en un moño flojo y se lavó el rostro con agua fría. Se miró en el espejo, los ojos aún marcados por una leve fatiga.Volvió a la habitación y escogió un vestido azul pastel sencillo, de tela ligera. Se calzó sandalias de tacón bajo y, con movimientos suaves, se aplicó un poco de colorete en las mejillas y un brillo discreto en los labios.Al salir de la habitación, caminó por el corredor, admirando la imponencia de la mansión. Con cada paso, se sentía un poco más parte de aquel lugar… aunque, en el fondo, todavía se preguntara si pertenecía de verdad a ese universo.Al llegar a la planta baja, avistó a los padres de Alexander bajando lentamente la escalinata tomados del brazo, como en una escena de una película antigua. Gerald, i

Capítulo 47Alexander estaba absorto, sus ojos recorriendo cada cláusula del contrato sobre su mesa de caoba. El silencio de la sala era absoluto. Cuando la puerta se abrió, ni siquiera levantó la mirada, ya sabía exactamente quién era.—¿Y entonces? —preguntó con voz firme, sin apartar los ojos del papel.El abogado se detuvo a pocos pasos de la mesa, sosteniendo una carpeta negra con un discreto aire de triunfo.—Está hecho, señor. El matrimonio ha sido anulado oficialmente. Ningún vínculo legal queda entre Ethan y la joven.Alexander asintió con un leve movimiento de cabeza, como si sólo confirmara lo que ya esperaba.—Excelente. Asegúrese de que ningún detalle se filtre a la prensa. No quiero escándalos. Ni ahora, ni nunca.—Ya instruimos a todos los involucrados. Se manejó con la máxima discreción.Él finalmente cerró el contrato, cruzó las manos sobre la mesa y miró directamente al abogado.—Perfecto. Yo me ocupo del resto.El abogado asintió y se retiró en silencio, dejando a A

Capítulo 49Al salir del restaurante, Alexander sorprendió a Isadora, quien desvió la ruta de regreso y se estacionó frente a una heladería.—Pensé que alguien aquí tenía antojo —dijo él con una sonrisa divertida.Ella sonrió, y no dudó en elegir el sabor que había mencionado antes. Alexander hizo el pedido y se quedó observando mientras ella daba la primera cucharada con los ojos brillando de placer.—¡Mmm… es aún mejor de lo que recordaba! —dijo Isadora, encantada.Él no pudo contener la risa al verla entregarse al helado con tanto gusto.—Estoy seguro de que fue nuestro bebé quien te usó en este momento —bromeó, encantado con la escena.Ella sonrió, pasándose la lengua por los labios distraídamente, y su mirada se encontró con la de él. Había algo mágico en esa simplicidad, en ese instante entre los dos.---Tras la llamada de la secretaria informando sobre la urgencia de un documento, Alexander e Isadora regresaron a la empresa. Era algo que debía firmarse antes de las 14:00 para