Han pasado los meses. La mansión, reconstruida y más segura que nunca, se preparaba para la llegada de los gemelos. Valeria, con nueve meses de embarazo, era un monumento a la Emperatriz: firme, tranquila y completamente poderosa.Una madrugada, en la suite, Valeria despertó a Demian.Valeria: (Con serenidad absoluta) "Demian, creo que es hora. Siento algo, pero es muy sutil. De hecho, no duele para nada. No te asustes, Demonio."Demian, que había pasado nueve meses en un estado de paranoia y sobreprotección, se levantó en pánico.Demian: (Gritando órdenes mientras se ponía el traje) "¡Alarma roja! ¡Código PISTACHO! ¡Dante, a seguridad máxima! ¡Leo, llama al jet para el médico! ¡Elena Vieri, necesito el analgésico más fuerte del planeta! ¡Valeria, tú no te muevas! ¡No respires! ¡No te rías! ¡Consentimiento para moverte, Emperatriz!"Valeria se rió de la histeria de su esposo. Se sentía tranquila, lista, y orgullosa de sus curvas rellenitas.Pero justo cuando Demian intentó levantarla
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