Maya apretó los dientes, conteniendo el impulso de abofetearlo.—¡Déjame salir del auto! —exigió.Roberto pisó el acelerador.—Puedes saltar si quieres.—Roberto, ¿qué te pasa? Tú y yo hemos terminado. No hay ninguna relación entre nosotros.—Pero eres mi exnovia, ¿no?—Me amenazas con quitarme a mis hijos y ahora soy tu exnovia. ¡Vete al infierno! —Maya explotó, empujándolo.Roberto tomó su mano, firme, pero sin lastimarla, y murmuró con calma:—Oye… estoy conduciendo. Lo de los niños podemos hablarlo después, no quiero morir en nombre del amor.Maya retiró la mano y dijo:—¡Ve a buscar a tu esposa para morir en nombre del amor!Estaba tan enojada que se giró hacia la ventana y permaneció en silencio. No quería hablar con él.—¿A caso estás celosa? —Maya no respondió, siguió viendo la ventana—. ¿A dónde te llevo? —preguntó Roberto.Maya odiaba que alguien le pidiera su dirección. Después de todo, no le diría donde vivía con sus tres hijos.Pero Roberto no detendría el auto sin una di
Ler mais