Él me giró suavemente, obligándome a mirarlo.—Lo que quiero eres tú, Ariel. Quiero verte feliz. Podemos adoptar, podemos formar una familia de otras maneras. Lo importante es que confíes en mí lo suficiente como para dejarme intentarlo.Le miré a los ojos, viendo la sinceridad y el amor reflejados en ellos. Ese miedo seguía ahí, pero sentí una pequeña chispa de esperanza.—Christian, yo… yo tengo miedo…—Lo sé —dijo con suavidad, limpiando mis lágrimas con el pulgar—. Pero no tenemos que pasar por esto solos. Podemos afrontarlo juntos, y estoy dispuesto a esperar, a apoyarte, a quererte incondicionalmente.Mientras mi llanto disminuía, empecé a tranquilizarme un poco. Me giré hacia él, todavía con los ojos llenos de lágrimas.—Puedo hacerte daño, Christian —murmuré, con la inseguridad pesando sobre mí.Él negó con la cabeza, sin apartar sus ojos de los míos.—Ariel, estoy preparado para eso. Lo que de verdad me duele es verte así, llorando y sufriendo. Quiero borrar ese pasado tan do
Leer más