¿Había logrado dormir Camila aquella noche?No. En absoluto.Su mente había vagado sin rumbo, incapaz de hallar consuelo o descanso. Cada pensamiento terminaba, inevitablemente, en Alejandro. En su manera extraña de marcharse de la habitación sin decir nada, como si evitara mirarla a los ojos.Tenía tantas cosas que quería preguntarle, pero… ¡Dios mío! ¿Por qué, cuanto más pasaba el tiempo, más distante se volvía con ella?Desde el accidente de Valentina, Camila había aprovechado cualquier oportunidad para acercarse a Alejandro. En su mente, aquel era el momento perfecto, una oportunidad que el destino rara vez ofrecía. Y cuando la propia Valentina, con esa ingenuidad que tanto la exasperaba, le había permitido entrar en la familia Herrera, creyó que el resto sería sencillo.Pensó que, con aquel permiso, el d
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