Punto de vista de Dalma—¿Quieres que te despida, Lily?—Sí, quiero. Muchísimo. Y me llamo Dalma. No me llames Lily, por favor. Odio este trabajo. Solo empeora mi ya de por sí caótica vida. Y además, yo sería la que te despediría, no al revés, imbécil.Aun así, bajé la mirada hacia Luce, sabiendo perfectamente que necesitaba este trabajo para encontrar pistas sobre los negocios de Victoria y echarla. Pero no podía decir nada de eso.¿Por qué? Porque todo era un desastre: empezó con aquella aventura de una noche, luego las pesadillas y después la noticia de mi hermana. No había podido concentrarme en nada, así que, aunque odiaba trabajar para ella, Luce era útil. Mejor aguantar.—Lo siento, Luce —murmuré, casi en un susurro. Era tan bajo que pensé que no me oiría. ¡Ni hablar! No le ruego a nadie, pero aquí estoy, rebajándome por esta zorra. «No volverá a pasar».Si tan solo pudiera leerme la mente. Vería lo rebelde que soy y las ganas que tengo de golpearla.Los ojos de Luce se entrece
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