Punto de vista de Juan
Me desperté sobresaltado, con el corazón aún acelerado por la pesadilla. Los ecos de la voz de mi padre y el latigazo se desvanecieron, reemplazados por la escalofriante realidad de un cuchillo frío contra mi cuello. La transición del terror de mi sueño al horror de la realidad fue imperceptible, y me costaba distinguir dónde terminaba uno y dónde empezaba el otro.
Un escalofrío me recorrió la espalda mientras bajaba la mirada lentamente, intentando ver quién sostenía el cuchillo. Solo pude distinguir una figura enmascarada, con el rostro oculto por la oscuridad y el disfraz. El pánico me invadió y quise gritar, pero antes de que pudiera emitir sonido alguno, me metieron un pañuelo en la boca con brusquedad.
«Tranquilo, cariño. Tranquilo», susurró la figura enmascarada con voz fría y amenazante.
Luché contra el impulso de forcejear y gritar, mientras mis ojos recorrían la habitación buscando algo que pudiera ayudarme. La presión del cuchillo contra mi cuello se