Aunque Lino desconocía mi pasado oculto, no pude evitar jadear al oír que mencionaba a una de las familias más prominentes de la mafia: la familia Di Fialo, también conocida como Di Casa.
El nombre me heló la sangre. Eran conocidos por su control despiadado y su férreo dominio sobre el hampa; una familia tan arraigada en las operaciones criminales que su solo nombre infundía temor. La realidad me golpeó con fuerza: Lino no se enfrentaba a una amenaza cualquiera. Se trataba de la familia Di Fialo, una fuerza capaz de una destrucción inimaginable.
Apenas podía contener su ira mientras se acercaba a Matteo, quien forcejeaba contra sus ataduras, con el rostro contorsionado por el dolor y el miedo. El puño de Lino impactó contra la cara de Matteo con un golpe seco y brutal que hizo que la cabeza de su hermano se sacudiera hacia atrás. El sonido de la carne contra la carne resonó en la habitación, y me estremecí, sintiendo una punzada de incomodidad ante la violencia cruda.
—¿Entiendes lo q