Monique alzó la vista hacia la puerta al sentirla abrirse, y vio entrar a su esposo. También notó la sorpresa en su rostro al verla todavía despierta. —¿Por qué sigues despierta? —le preguntó. Antes de que pudiera responder, ella miró el reloj despertador sobre la mesa de noche. —Aún es temprano y no tengo mucho sueño —explicó. Apenas eran las diez de la noche, y no se sentía particularmente cansada. Mientras esperaba a que el sueño la alcanzara, había estado absorta leyendo un libro. Monique dejó su libro sobre la mesa de noche y se levantó de la cama para acercarse a él. Tomó su abrigo que colgaba en la silla.&

Monique miró su celular, que descansaba sobre la mesa del centro, al escuchar que sonaba. Se levantó del sofá para contestar la llamada. En ese momento estaba en la sala, sintiéndose un poco perezosa y optando por ver televisión en lugar de hacer otras cosas.Tomó el celular y sus ojos brillaron de emoción al ver que era su esposo quien la llamaba. Su nombre en la pantalla instantáneamente levantó su ánimo.Rápidamente contestó la llamada. —Babe —saludó con entusiasmo, dejando entrever su emoción en la voz.—Monique, babe —respondió su esposo desde el otro lado de la línea.No pudo evitar sonreír al escuchar esa voz profunda y barítona que tanto adoraba. —Hmm?—Te extrañé —dijo él en un tono suave y afectuoso. El corazón de Monique se aceleró al escuchar esas palabras.—Yo también te extrañé, babe —respondió ella cálidamente.Se escuchó un suspiro profundo del otro lado. —Babe?—¿Sí?—Lo siento —dijo él.Sus labios temblaron ligeramente. —¿Por qué te estás disculpando? —preguntó ella.

Monique no pudo evitar sonreír cuando una mano cálida se deslizó alrededor de su brazo. Sintió su barbilla apoyarse en su hombro.—¿Babe? —dijo al volverse hacia él, pero en lugar de hablar, la atrajo más cerca, rodeando su cintura.Ella lo permitió, levantando ambas manos para sostener la suya, que la abrazaba con firmeza. Parecía que su esposo había extrañado sujetarla así de cerca, ya que últimamente apenas se separaban.Se recostó contra su alto cuerpo y, incluso en ese simple momento con él, se sintió feliz y completa. No podía pedir más en la vida; la persona más importante para ella estaba justo a su lado.Estaba realmente, locamente y profundamente enamorada de él.Pronto, Monique jadeó cuando sus labios presionaron suavemente contra su cuello. Cerró los ojos y sintió su aliento cálido sobre su piel. Un ligero cosquilleo recorrió su cuerpo, y se erizó. No pudo evitar inclinar la cabeza para darle más acceso a su cuello. Él la cubrió de tiernos besos, dejándole dulces mensajes

Monique se despertó de golpe al sentir un extraño revuelo en el estómago. Sintió que iba a vomitar y se levantó de la cama apresuradamente, dirigiéndose al baño en suite. Una vez dentro, se inclinó sobre el lavabo y vomitó, aunque en su mayoría era solo saliva. A pesar de que acababa de despertarse, se sentía agotada.Después, Monique abrió el grifo y se enjuagó la boca. Cuando terminó, salió del baño, pero se detuvo al caer en cuenta de algo. No pudo evitar abrir los ojos con asombro ante el pensamiento que cruzó su mente. Apresuró el paso de regreso a la cama, pero caminó más despacio cuando la idea se asentó por completo. Se sentó en el borde de la cama y tomó su celular, que estaba sobre la mesita de noche. Abrió la aplicación del calendario y revisó algo.Los ojos de Monique se abrieron aún más al contar los días. Su menstruación se retrasaba casi dos semanas. ¿Podría estar embarazada? Reflexionó sobre esta posibilidad, recordando las sensaciones inusuales que había experimentado

Monique le indicó a Shana que detuviera el auto frente al edificio donde se encontraba la oficina de su esposo. Le había pedido a Shana que la dejara allí porque no podía esperar más para compartir la emocionante noticia que acababa de recibir. Quería contárselo antes de informar a sus padres. Además, sabía que ellos también estarían encantados de enterarse de que estaba embarazada. Estaban ansiosos por la llegada de una pequeña versión de ella y de Joshua.Cuando su amiga se giró hacia ella, Monique le mostró su gratitud con una mirada sincera. —Gracias, Shana —dijo al encontrarse sus miradas—. Te compensaré otro día —añadió, queriendo invitar a su amiga a comer para agradecerle por acompañarla al ginecólogo.Shana le sonrió cálidamente. —De nada, Monique. Solo llámame si necesitas mi ayuda —respondió con una sonrisa.Monique asintió, devolviendo la sonrisa. Luego se desabrochó el cinturón y salió del auto. Antes de cerrar la puerta del pasajero, se inclinó un poco para mirar a Shana