—¿Te duele, cariño? —preguntó Jacob a su esposa, Monique, después de que hubieran hecho el amor varias veces, mientras acariciaba su cabello. En ese momento, ella estaba acurrucada entre sus brazos. El deseo que Jacob sentía por su esposa era tan intenso que habían tenido varias rondas de pasión. Era insaciable, pero se aseguraba de no lastimarla durante sus encuentros; no quería verla sufrir.
Después de su apasionado encuentro en el sofá, la había llevado a su dormitorio, y allí hicieron el amor repetidamente hasta quedar completamente exhaustos.
—¿Cariño? —repitió al no recibir respuesta. La observó y una sonrisa se dibujó en sus labios al verla dormir plácidamente a su lado, con los labios ligeramente entreabiertos.
Jacob no podía apartar la mirada de su esposa. La había extrañado tanto que se permitió contemplarla un momento más. Habían estado separados casi una semana porque él había regresado a Suiza para atender algunos asuntos relacionados con su empresa. Joshua, su hermano ge