Nos dieron espacio, pero un rato más tarde, cuando estábamos descansando en un claro, nos alcanzaron.No me sorprendió que Luna tuviera las mejillas sonrojadas por el esfuerzo mientras que el lobo tuviera un aspecto descansado. Seguramente, para ellos, éramos poco más que un lastre. Pero aún y así, hacían el esfuerzo de adaptarse a nuestro paso. Acompañarnos. Porque nos querían. El por qué aún se me antojaba un poco un misterio, pero la grandeza de aquella emoción era tal que ni siquiera me importaba analizarla de forma racional. Hay cosas que dependen de la fe. En creer en uno mismo. Y en el otro. Por una vez, me sentía con la fortaleza suficiente como para dar ese salto. Y creer en ese nosotros.Como si nada hubiera pasado, los dos lobos se adelantaron para darse una vuelta por la zona con la excusa de que irían a buscar el mejor camino para seguir el ascenso. Creo que Jan quería darme un poco de tiempo con Luna. Por eso de que habíamos sido amigas, sí, pero también para que me ayud
Leer más