45. LA LLEGADA DEL BRUJA
EL ALFA:La bruja ha regresado furiosa a mi manada. Tira todo a su alrededor. La observo, esperando que se le pase su cólera, hasta que al fin lo hace. —¡No me mires así! ¡Encontré a la descendiente de AL! —me grita furiosa. —¿Dónde está? —pregunto, intrigado. —¡No lo sé! —responde, dejándose caer en una silla. —¿No acabas de decir que la encontraste? —pregunto, sentándome detrás del buró. —Sí, pero me cansé de mandar avisos y tú no viniste —dice ella, haciendo que la mire fijamente—. ¿Por qué? —Yo no recibí nada —contesto, cruzando los brazos. —Eso es imposible —responde con incredulidad. Un silencio tenso se instala entre nosotros, casi palpable. La respiración pesada de la bruja resuena, mientras intenta recuperar la compostura. Su mirada, intensa y oscura, se clava en la mía, buscando una reacción más allá de mi calma habitual. —Estás mintiendo —sentencia, sus ojos resplandecen como ascuas, llenos de reproche. La bruja se me acerca y me revisa minuciosamente. La dejo hac
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